Invertir en una silla de oficina ergonómica es tal vez el mejor cambio que puede hacer para crear un espacio de trabajo de oficina en casa más saludable y productivo.
La compra de un sillón de oficina ergonómica puede modificar drásticamente la postura, reducir el molesto dolor de espalda y, en último término, aumentar la productividad.
La silla de oficina que escoja debe ser lo suficientemente ancha y profunda a fin de que pueda sentarse de manera cómoda. Busque un asiento más profundo si es alto, y uno menos profundo si es bajo.
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Su confort en la oficina mejora mucho cuando emplea una silla ergonómica. Es posible que se pregunte si hay alguna diferencia entre este tipo de sillas y las tradicionales que ha estado utilizando todo este tiempo.
La Asociación Americana del Corazón informa que cualquier movimiento que eleve nuestra tasa metabólica sobre la tasa normal de reposo estacionario (sentado) puede tener profundos beneficios para la salud en un largo plazo y reducir nuestra probabilidad de esas enfermedades y dolencias bastante temibles.
Al tiempo que las sillas más especializadas se centran en dar soporte a una parte específica del cuerpo, las sillas de trabajo son ajustables y están pensadas para adaptarse a múltiples géneros de cuerpo. Por este motivo, acostumbran a encontrarse en espacios de trabajo compartidos.
Escoja una silla con reposabrazos ajustable a fin de que le permita colocar los brazos de forma que se sienta cómodo y sea menos probable que se encorve, mientras que reduce la tensión de los hombros y el cuello.
Asegúrese de que el acolchado del respaldo y del asiento de la silla ergonómica sea de un material transpirable y lo suficientemente grueso como para permitirle estar sentado a lo largo de largas horas.
La cuestión es que la silla ergonómica ayuda a reducir la presión de las caderas al suministrar una profundidad de asiento adecuada para apoyarlas.
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Puede estar seguro de que no hará compras recurrentes pues la silla ergonómica está desarrollada para un uso en un largo plazo.
Lo ideal es que pueda sentarse con la espalda apoyada en el respaldo, con una distancia de unos 5 a 10 centímetros entre la parte trasera de las rodillas y el asiento de la silla de oficina. Asimismo debería poder inclinar el asiento hacia delante o bien cara atrás.
